Después de un día intenso de playa o piscina, y de una larga exposición solar, tu piel se resiente. Además, se deshidrata, e incluso, se enrojece y se quema aun habiendo utilizado el protector solar. Por eso es tan importante hidratar tu piel después de la exposición solar. Este gesto nos va a permitir restaurar la función barrera, que es la que nos protege del exterior.
Antes de la hidratación, es vital el uso del protector solar, es necesario y nos va a permitir evitar daños en la piel. Recuerda que, aunque ahora es importante el uso porque se acerca el verano, el protector solar, debe ser tu básico todo el año, ¡incluso si el día está nublado! ¡No te olvides!
La exposición solar deshidrata profundamente la piel
Aunque nos pongamos protector solar, el sol, el agua del mar, o el cloro, hacen que nuestra piel se deshidrate interna y externamente. Además de esto, el sol puede provocar quemaduras y rojeces en la piel que nos provocan tirantez y escozor. Lo has notado alguna vez, ¿verdad?
¿Cómo debes tratar tu piel tras la exposición solar?
Sin lugar a dudas hidratar y calmar, ¡es el objetivo!
El primer paso recomendado tras la exposición solar, es tomar una ducha, con agua más bien fría. Con ella obtenemos un efecto calmante y refrescante, a la vez que notamos un gran alivio sobre la piel.
Después, con la piel seca, ya podemos aplicar sobre nuestro cuerpo un After Sun o Aloe Vera. Nuestra recomendación es usar aloe vera, ya que, no solo calma la piel, sino que además, sus propiedades hidratantes reparan desde el interior.
No olvides, antes de ir a dormir, hidratar la piel con una crema hidratante corporal que ayude a retener la humedad de la capa córnea, calmar la irritación y el enrojecimiento. De esta manera consigues alargar el bronceado.
Si quieres que el bronceado te dure aún más tiempo, NO TE EXFOLIES. El sol afecta a nuestra piel de la siguiente manera: adelgaza la capa córnea, la irrita, la hace más seca y sensible, por estas causas, si realizamos exfoliación provocaríamos más daño.